Necesidad. Todo pasa por pura necesidad. Algo que nace dentro nuestro y que nos facciona parte de nuestras vidas, nos hace sentir que estamos siendo parte de algo. Parte de un todo, y nos deja un sabor dulce en la boca. Nos hace saber que no estamos acá por puro capricho y que cumplimos un proposito, por mínimo que sea.
¿Pero y si no encontramos la forma de cumplir esa necesidad? ¿Y si nos sentimos incapaces de llegar a ese requisito mínimo? Un requisito que nos parece lejano e imposible, por mas que sea lógico y racional. Ser incapaces de encontrar una puerta que nos de la oportunidad de conseguirlo, por mas que siempre la visualicemos.
Soledad.
Un sustantivo que se aplica bastante a este demonio que ennegrece el futuro y difumina las aperturas al mundo. Slgo que crece de forma incipiente por mas que uno viva rodeado de personas. Discriminando por igual, dejandote ver que por mas compañía que haya a tu lado, ella sigue presente hundiéndote en su miseria, porqué esa compañía no puede llenar esa necesidad tan anhelada y necesaria.
No es capaz de dejar aquel sabor dulce en tu boca, sino que ésta soledad deja uno amargo y pútrido. Te hace sentir que quizás tengas que cargar con este cocktail de emociones por un largo tiempo. Quizás por uno indefinido.
Es una muerte lenta y agonizante, porque parece que no hay forma de escaparse de ella, de completar esa necesidad creciente en uno. De poder apartar la maldita Soledad y conseguir formar parte de un todo.
